El cuervo lo mira y no hace nada
El habitante de la calle, corre hacia donde está el Cuervo y Lucas, mientras grita:
¡No lo mate asesino!
El Cuervo al escuchar esto se voltea y lo mira seriamente, se pone de pie y le clava la vista en sus ojos fijamente. El habitante de la calle al ver al el Cuervo directamente a los ojos se detiene, el habitante de calle empieza a temblar de miedo, ya que en su locura por la soledad, piensa que el Cuervo es un ser sobrenatural que visita este mundo mortal, par atormentar y llevarse al otro mundo de castigo y tormento a las almas podridas de este mundo; por lo cuila sale corriendo de aquel lugar, gritando:
¡NO ES MI MOMENTO!
El Cuervo extrañado de la actitud del habitante de la calle, lo observa detalladamente tratando de grabarse en su memoria su forma física, mientras este se aleja.
Subiendo el cuerpo noqueado de Lucas al hombro el Cuervo camina por las calles desoladas del centro de la ciudad sin que nadie se dé cuenta de que él ha estado ahí, caminando, caminando logra perderse de la faz de la ciudad, sin rastro alguno.
Como un fantasma, con el cuerpo de Lucas al hombro se ha dirigido a un lugar donde solo él sabe su existencia, un lugar solitario del cual gritar no sirve de nada, nadie te escucha, nadie te acudirá en tu ayuda, un lugar donde el Cuervo te hace pagar todos tus delitos, nunca nadie querrá ir al purgatorio.